Depende en gran medida de dónde estés y del tipo de vida que lleves. Pero suponiendo que no seas un nómada en el desierto o algo así, es decir, que lleves una vida normal en un país moderno desarrollado o en vías de desarrollo, el software afecta a casi todo lo que haces y te ocurre. El despertador que te despierta, el termostato que ajusta la temperatura de la calefacción o el aire acondicionado, los aparatos de cocina que te ayudan a preparar la comida, y eso antes de que salgas por la puerta. El transporte en el que viajas está planificado y gestionado con software, el coche que conduces depende en gran medida del software (más de lo que crees, y no estoy hablando de coches autoconducidos), y eso es antes de que saques tu teléfono o empieces a usar tu ordenador en el trabajo.
Los departamentos gubernamentales que recaudan tus impuestos y gestionan tus escuelas y hospitales, las empresas que suministran las tiendas en las que compras comida, los mercados que determinan la oferta y los precios de los bienes y servicios, la lista es interminable. Si formas parte del mundo, el software controla casi todo lo que haces.