¿Levantas pesas? Puedes vencer a una carretilla elevadora? Tal vez corras. Puedes vencer a un caballo? ¿Qué tal un Maserati?
Lo que quiero decir es: Para eso no sirve un programa de ajedrez. Puedes jugar con ellos. Cuando lo hagas, ¡haz trampas! Recupera jugadas. Cambia de lado. Empieza desde donde termina la línea de apertura. Haz las cosas que un oponente real nunca toleraría. Por ejemplo, es la mejor manera de practicar los finales de alfil-caballo. Primero, coge un rey solo, y dale al programa de ajedrez un rey, un alfil y un caballo, y observa cómo te da mate. Luego, lo intentas. Puede que le cueste unos cuantos intentos hasta que consiga dominar todo el proceso de acorralamiento, pero es una habilidad muy útil, ¡y he visto a expertos calificados que lo echan a perder! También puede utilizar un ordenador de ajedrez para perfeccionar sus habilidades tácticas.
Otro uso excelente de un motor de ajedrez es alimentarlo con sus partidas. El feedback es despiadado, preciso y duro para el ego. Te mostrará las genialidades que fallaste, y mejorará las que lograste cometer. It’ll make you tough.
Just sitting down and trying to beat it straight up is simply masochistic. That’s not what it’s for.