El brillo de su pantalla no debe dejarse en la configuración por defecto, sino que debe ajustarse en función de la luminosidad de la habitación donde esté instalada. Esto puede reducir en gran medida la tensión en los ojos. Por ejemplo, en una oficina con una luminosidad normal de 300-500 lux, el brillo de la pantalla debería ajustarse a unos 100-150 cd/m2.
Pero cuando se dan cifras concretas como ésta, la mayoría de la gente no tiene ni idea de lo que significan. Así que lo que hay que recordar es que el truco para ajustar el brillo es utilizar papel blanco como el de las fotocopias. Compara el papel bajo la iluminación de la habitación con la pantalla, y ajusta el brillo de la pantalla para que el brillo coincida lo más posible. En particular, cuando se utiliza la pantalla para el trabajo, a menudo se comparan los documentos en papel con los documentos en la pantalla, por lo que al ajustar el brillo de la pantalla al brillo del papel bajo la iluminación, se reduce la tensión en los ojos, por lo que es una medida eficaz contra la fatiga ocular.
Lo que hay que recordar es que si la luminosidad de la habitación donde está instalada la pantalla cambia drásticamente por la mañana, por la tarde y por la noche, el brillo de la pantalla debe cambiarse en consecuencia, o no tiene sentido. Si tiene que ajustarlo con frecuencia, hacerlo manualmente es molesto, y mantenerlo se vuelve difícil. Considere la posibilidad de comprar una pantalla que venga con una función para ajustar automáticamente el brillo de la pantalla a la configuración óptima de acuerdo con la luz externa.