La obsolescencia planificada es el diseño deliberado de productos para que queden obsoletos o lleguen al final de su vida útil después de un determinado período de tiempo. Esto se hace a menudo para que los consumidores tengan que comprar un producto de reemplazo, generando más ingresos para la empresa.
La obsolescencia planificada puede adoptar muchas formas, como diseñar productos que se rompan con facilidad, que queden obsoletos rápidamente o que sean inutilizables después de cierto tiempo. En algunos casos, la obsolescencia planificada puede incluso estar integrada en el propio producto, como ocurre con ciertos tipos de bombillas que están diseñadas para quemarse después de un determinado número de horas de uso.
Mientras que algunos sostienen que la obsolescencia programada es una parte necesaria del capitalismo y ayuda a impulsar la innovación, otros sostienen que es una práctica derrochadora y poco ética que se aprovecha de los consumidores.
¿Cómo se denomina a los productos diseñados para romperse?
El término para los productos que están diseñados para romperse es "obsolescencia planificada". Se trata de una estrategia empresarial en la que los productos se diseñan con una vida útil limitada, de modo que queden obsoletos o inutilizables después de un determinado periodo de tiempo. Esta estrategia se utiliza a menudo para obligar a los clientes a comprar modelos más nuevos de productos.
¿Es la moda rápida una obsolescencia planificada?
Sí, la moda rápida se basa a menudo en la obsolescencia planificada, que es el diseño y la comercialización deliberados de productos para que queden anticuados o inutilizables después de un corto período de tiempo. Esto se hace para animar a los consumidores a comprar nuevos productos con más frecuencia.
¿Cuál de las siguientes opciones explica mejor la obsolescencia programada?
La obsolescencia planificada es una estrategia comercial en la que una empresa diseña un producto para que tenga una vida útil limitada, de modo que se quede obsoleto después de un determinado período de tiempo y tenga que ser sustituido. Esto se hace a menudo con el fin de aumentar las ventas y los beneficios, ya que los clientes tendrán que comprar nuevos productos con más frecuencia.
Las empresas pueden crear la obsolescencia planificada de varias maneras. Una de ellas es fabricar un producto que se estropee o quede inservible al cabo de cierto tiempo. Otra es creando un producto que se volverá obsoleto o menos deseable después de cierto tiempo. Por ejemplo, una empresa puede fabricar un teléfono que quedará obsoleto en uno o dos años debido a la nueva tecnología, o una empresa de moda puede fabricar un estilo de ropa que dejará de ser popular después de algunas temporadas.
La obsolescencia planificada puede ser controvertida, ya que algunas personas sostienen que es un despilfarro y una falta de ética. Sin embargo, también puede verse como una forma de estimular la economía al crear más demanda de nuevos productos. Es cuando los productos se fabrican para que fallen. El término para esto es "obsolescencia planificada".
¿Qué es la obsolescencia planificada en tecnología?
La obsolescencia planificada es una política que consiste en diseñar un producto con una vida útil limitada, de modo que quede obsoleto o no funcione después de un determinado periodo de tiempo. El objetivo de la obsolescencia planificada es obligar a los clientes a comprar un producto de reemplazo, ya sea porque el producto original ya no es funcional o porque ahora está fuera de moda.
Hay dos tipos principales de obsolescencia planificada:
1. 1. Obsolescencia funcional: Es cuando un producto se diseña para que deje de ser funcional después de un cierto período de tiempo. Por ejemplo, una bombilla puede estar diseñada para quemarse después de 1.000 horas de uso.
2. 2. Obsolescencia cosmética: Es cuando un producto está diseñado para pasar de moda después de un cierto período de tiempo. Por ejemplo, un coche puede estar diseñado con un estilo que quedará anticuado al cabo de unos años.
La obsolescencia programada es una práctica controvertida, ya que puede verse como una forma de desperdiciar recursos intencionadamente y crear residuos innecesarios para el consumidor. Sin embargo, algunos sostienen que es un mal necesario para impulsar la innovación y mantener la economía en movimiento.