Una amenaza no estructurada es un tipo de amenaza a la seguridad que no tiene un objetivo o meta específica. Este tipo de amenaza suele ser más difícil de proteger porque no es posible anticiparse o prepararse para todos los escenarios posibles. Las amenazas no estructuradas pueden provenir de una variedad de fuentes, incluyendo desastres naturales, accidentes y actores maliciosos. La mejor manera de protegerse contra las amenazas no estructuradas es tener un plan de seguridad integral que incluya una variedad de medidas de seguridad diferentes.
¿Qué son las amenazas y sus tipos?
Una amenaza es un evento o condición adversa potencial que podría impactar negativamente en un activo o grupo de activos. Las amenazas pueden ser internas o externas, y pueden ser físicas o cibernéticas.
Hay cuatro tipos principales de amenazas:
1. Amenazas naturales: Estos incluyen eventos como inundaciones, huracanes, terremotos y tornados.
2. 2. Riesgos técnicos: Incluyen sucesos como cortes de electricidad, accidentes de transporte y fallos en los equipos.
3. Riesgos de origen humano: Incluyen sucesos como incendios, derrames químicos y actos de violencia.
4. Amenazas de origen cibernético: Incluyen sucesos como ataques de malware, estafas de phishing y ciberespionaje.
¿Qué son las amenazas y los ataques?
Las amenazas son eventos potenciales que podrían tener un impacto negativo en la capacidad de una organización para lograr sus objetivos. Pueden ser internas o externas, y pueden provenir de una variedad de fuentes, incluyendo desastres naturales, accidentes, errores humanos, intenciones maliciosas, etc.
Los ataques son eventos específicos que explotan las vulnerabilidades de los sistemas o procesos de una organización para causar daño. Pueden ser llevados a cabo por individuos, grupos o incluso naciones, y pueden tener una variedad de objetivos, incluyendo la ganancia financiera, la interrupción o incluso la destrucción.
¿Cuáles son los ejemplos de amenazas?
Hay cuatro tipos principales de amenazas:
1. Amenazas físicas: Entre ellas se encuentran los incendios, las inundaciones, las catástrofes naturales y los robos.
2. Amenazas cibernéticas: Estas incluyen la piratería informática, el phishing y los virus.
3. Amenazas a la reputación: Estas incluyen la publicidad negativa y las quejas de los clientes.
4. Amenazas financieras: Incluyen la quiebra, la mala gestión financiera y la caída del mercado.
¿Cuáles son los 7 tipos de amenazas a la ciberseguridad?
Existen 7 tipos de amenazas a la ciberseguridad:
1. Malware
2. 2. Phishing
3. Ransomware Ransomware
4. Ataques DDoS
5. Ingeniería social
6. 6. Explotaciones de día cero
7. Ataques de IoT
¿Qué es la caza de amenazas no estructurada?
La caza de amenazas no estructurada es una metodología utilizada por los analistas de seguridad para buscar proactivamente el malware y la actividad maliciosa dentro de la red de una organización. Este tipo de búsqueda requiere que los analistas tengan un conocimiento profundo de cómo opera el malware y qué tipo de comportamiento muestra. Los analistas utilizan este conocimiento para crear hipótesis sobre dónde y cómo puede estar presente el malware dentro de una red. A continuación, utilizan una serie de herramientas y técnicas para poner a prueba estas hipótesis y reunir pruebas que las apoyen o refuten.
El objetivo de la caza de amenazas no estructurada es identificar el malware y la actividad maliciosa que ha evadido las defensas de seguridad tradicionales. Esto se hace a menudo buscando indicadores de compromiso (IOC) que están asociados con familias de malware o amenazas conocidas. Sin embargo, los analistas también pueden utilizar otros métodos, como el análisis del comportamiento, para identificar amenazas nuevas y desconocidas.
La búsqueda de amenazas no estructurada es un proceso que requiere mucho tiempo y recursos. Sin embargo, puede ser una forma muy eficaz de detectar y responder a amenazas sofisticadas que han evadido otros controles de seguridad.