Una superficie de ataque es el número total de vulnerabilidades que pueden ser explotadas por un atacante. Cuanto mayor sea la superficie de ataque, mayor será la probabilidad de que una de las vulnerabilidades sea explotada.
Un ejemplo típico de superficie de ataque es una red. Cuantos más dispositivos y servicios estén expuestos a la red, mayor será la superficie de ataque. Los atacantes pueden explotar las vulnerabilidades de cualquiera de los dispositivos o servicios para obtener acceso a la red.
Para reducir la superficie de ataque, las organizaciones pueden desplegar controles de seguridad como cortafuegos y sistemas de detección de intrusos. También pueden limitar el acceso a la red implementando políticas y procedimientos de seguridad.
¿Qué se utiliza para reducir las superficies de ataque?
Hay muchas maneras de reducir las superficies de ataque, pero algunos métodos comunes incluyen:
- permitir únicamente conexiones desde direcciones IP de confianza
- utilizar cortafuegos para bloquear el tráfico no deseado
- utilizar sistemas de detección/prevención de intrusiones para detectar y bloquear el tráfico malicioso
- mantener el software actualizado con los últimos parches de seguridad
- desactivar los servicios y protocolos innecesarios
- segmentar las redes en zonas de seguridad
¿Por qué es importante la gestión de la superficie de ataque?
La gestión de la superficie de ataque (ASM) es una práctica de seguridad que pretende reducir la exposición de una organización a los ataques identificando y mitigando los posibles vectores de ataque. Al identificar y abordar las posibles vulnerabilidades, la ASM puede ayudar a las organizaciones a protegerse mejor contra los ataques.
La ASM es importante porque puede ayudar a reducir las posibilidades de que un ataque tenga éxito, y también puede ayudar a reducir el impacto de un ataque si se produce. Al identificar y mitigar los posibles vectores de ataque, la ASM puede ayudar a dificultar el acceso de los atacantes a los sistemas y datos de una organización. Además, ASM puede ayudar a identificar y corregir las vulnerabilidades antes de que puedan ser explotadas, lo que puede reducir aún más las posibilidades de que un ataque tenga éxito.
Las organizaciones que implementan ASM pueden mejorar su postura de seguridad general y reducir su riesgo de ser comprometidas por los atacantes. La ASM es una parte importante de un programa de seguridad integral y debe utilizarse junto con otras prácticas de seguridad, como la gestión de activos, la respuesta a incidentes y la concienciación y formación en materia de seguridad.
¿Cómo se puede reducir la superficie de ataque?
Una forma de reducir la superficie de ataque es segmentar una red en subredes más pequeñas, cada una de las cuales tiene su propio perímetro de seguridad. Este enfoque, conocido como microsegmentación, puede ayudar a contener la propagación de un ataque y limitar su impacto. También puede reducir la superficie de ataque eliminando los componentes y funciones innecesarios de los dispositivos. Esto simplificará la seguridad y le permitirá hacerla más manejable.
¿Cuáles son las tres categorías de amenazas de superficie de ataque?
Hay tres categorías principales de amenazas a la superficie de ataque:
1. Amenazas externas: Son amenazas que provienen del exterior de la red, y pueden incluir cosas como ataques de denegación de servicio (DoS) e infecciones de malware.
2. Amenazas internas: Son las amenazas que provienen del interior de la red, y pueden incluir cosas como personas internas maliciosas y sistemas mal configurados.
3. Amenazas perimetrales: Son amenazas que provienen del perímetro de la red, y pueden incluir cosas como redes inalámbricas inseguras y sistemas sin parches.
¿Qué es una superficie de ataque en comparación con una vulnerabilidad? Una superficie de ataque es la suma total de los diferentes puntos (los llamados "vectores de ataque") en los que un usuario no autorizado puede intentar acceder a los datos o a la funcionalidad de un sistema informático. Una vulnerabilidad, por otro lado, es una debilidad específica en un sistema que puede ser explotada por un atacante.