Gestión de la cartera de aplicaciones (APM) Definición / explicación

La gestión de la cartera de aplicaciones (APM) es la gestión centralizada de la cartera de aplicaciones de tecnologías de la información (TI). La cartera de aplicaciones incluye todas las aplicaciones de la empresa, tanto internas como externas, así como las que se encuentran en fase de desarrollo y prueba.
El objetivo de APM es alinear la cartera de aplicaciones con la estrategia empresarial para mejorar el rendimiento del negocio y optimizar los costes de TI. Para ello, APM debe entender primero la estrategia de negocio y luego identificar las aplicaciones que la soportan. Una vez identificadas estas aplicaciones, APM puede evaluar el valor de cada aplicación para el negocio y tomar decisiones sobre qué aplicaciones mantener, retirar o sustituir.
El APM es un proceso continuo que debe revisarse periódicamente para mantener la cartera de aplicaciones al día con las necesidades cambiantes de la empresa.

¿Cómo se gestiona eficazmente una cartera de proyectos?

No existe una fórmula mágica para gestionar una cartera de proyectos, pero hay una serie de buenas prácticas que pueden ayudar.
En primer lugar, es importante tener una visión clara y actualizada de todos los proyectos de la cartera, incluyendo información clave como el nombre del proyecto, el propietario, el estado, el presupuesto y el calendario. Esto puede lograrse manteniendo un repositorio central de proyectos y asegurando que todos los interesados en el proyecto tengan acceso a él.
En segundo lugar, es crucial establecer y mantener unas prioridades claras para los proyectos de la cartera. Esto puede hacerse llevando a cabo un proceso regular de revisión de la cartera, durante el cual los proyectos se evalúan en función de criterios predefinidos, como la alineación con los objetivos estratégicos, el rendimiento esperado de la inversión y los riesgos.
En tercer lugar, la gestión eficaz de la cartera requiere la participación activa de las partes interesadas. Las partes interesadas deben ser informadas de los cambios en la cartera y debe solicitarse su opinión durante el proceso de revisión de la cartera.
Por último, es importante supervisar y revisar continuamente el rendimiento de los proyectos de la cartera. Esto puede hacerse mediante el seguimiento de las métricas clave, como los costes, el calendario y el alcance, y su comparación con los objetivos.

¿Qué es la racionalización de las aplicaciones?

La racionalización de las aplicaciones es el proceso de identificar qué aplicaciones de software son esenciales para una organización y cuáles pueden eliminarse. Implica evaluar el valor empresarial de cada aplicación, determinar si sigue siendo necesaria y, en caso contrario, desarrollar un plan para eliminarla.
La racionalización de las aplicaciones puede ser una empresa compleja y que requiere mucho tiempo, pero puede tener un impacto significativo en los resultados de una organización. Al reducir el número de aplicaciones innecesarias, las organizaciones pueden ahorrar dinero en licencias de software, mantenimiento y soporte. Además, la racionalización de la cartera de aplicaciones puede facilitar la gestión y el soporte de las aplicaciones restantes.
Hay que tener en cuenta una serie de factores a la hora de racionalizar las aplicaciones. Uno de ellos es el coste de la aplicación, incluido el precio de compra inicial, las cuotas de mantenimiento anuales y los costes asociados a las actualizaciones. Otro es el valor de la aplicación para la empresa. Esto incluye tanto los beneficios directos, como el aumento de la eficiencia o los ingresos, como los beneficios indirectos, como la mejora de la satisfacción del cliente.
Las aplicaciones también deben ser evaluadas en términos de su compatibilidad con otras aplicaciones y sistemas, su facilidad de uso y su capacidad para satisfacer las necesidades de la empresa. En algunos casos, puede ser posible reemplazar múltiples aplicaciones con una única aplicación más completa.
El proceso de racionalización de las aplicaciones suele comenzar con una revisión de la cartera de aplicaciones actual de la organización. Esto puede hacerse manualmente o con la ayuda de un software que pueda inventariar y evaluar automáticamente las aplicaciones en uso. Una vez identificadas las aplicaciones, se pueden clasificar en función de su valor empresarial, su coste y otros criterios.
El siguiente paso es desarrollar un plan para eliminar las aplicaciones que ya no son necesarias. Esto puede implicar trabajar con los proveedores para cancelar las licencias, desinstalar el software y transferir los datos a nuevas aplicaciones. En algunos casos, puede ser posible vender o donar el software no utilizado.
El proceso de racionalización de las aplicaciones puede ser complejo y llevar mucho tiempo.

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